La migración ha aumentado explosivamente en los últimos años, siendo un fenómeno que no pasa desapercibido, por ello tanto a nivel legislativo como cultural y educacional deberán haber cambios que permitan a nuestra sociedad adaptarse paulatinamente a esta nueva ola de migrantes.

La actual legislación sobre extranjeros en Chile data del año 1975, normando una realidad absolutamente distinta a la actual, en la que contamos con más de 320.000 extranjeros que obtienen residencia definitiva al año, habiendo aumentado en más de un 200% comparado con el año 2004.

Los gobiernos de turno no han desconocido esta realidad, por ello, el año 2011, durante el gobierno del presidente Piñera se presentó un proyecto de Ley de Migraciones que reemplazaría la actual normativa, intentando generar un sistema menos burocrático y más amigable con el extranjero, que se adecue además a la normativa internacional que Chile ha suscrito. Así también el año 2014 se creó el Consejo de Política Migratoria, que tiene por objeto elaborar una Política Nacional Migratoria para dar respuesta a este “boom” migratorio y lograr responder de mejor manera a las necesidades de los migrantes.

Tanta es la preocupación, que recientemente se llevó a cabo el proceso de Regularización Migratoria, que atendió a más de 13.700 extranjeros que se encontraban tanto de manera regular como irregular en el país, permitiendo que tras la revisión de sus antecedentes, se les pueda otorgar un permiso de residencia temporario, con vigencia de 1 año, pudiendo luego, si cumplen con los requisitos, optar a una residencia definitiva.

Este fenómeno viene en aumento y no puede ser detenido por el Estado, pero sí puede y debe ser correctamente gestionado, para resguardar tanto los intereses de los nacionales como de los extranjeros. Se presenta así un gran desafío no solo para los legisladores, sino también para nuestra sociedad que deberá aceptar que Chile se está tornando y se transformará en un país multicultural, en el cual deberemos aprovechar las ventajas que genere y aprender a gestionar las dificultades que implique para transformarlas en aspectos positivos de los cuales todos los ciudadanos podamos beneficiarnos.

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